Las cifras que nos proporciona la Estadística Nacional de España son demoledoras: El consumo medio de agua de un ciudadano español en su hogar es de 133 litros diarios, mientras que el consumo de un turista supera los 800 litros diarios, e incluso más según algunos estudios. Si queremos tener un turismo sostenible en el tiempo, tenemos que implantar sistemas de ahorro de agua.
España es uno de los principales receptores de turistas de todo el mundo. De hecho, en 2018 ocupamos el segundo lugar con más de 83 millones de turistas.
¿Te imaginas que todos los hoteles, hostales, posadas y residencias dedicadas al turismo reduzcan responsablemente el consumo de agua utilizando sistemas de ahorro? Precisamente, se ahorrarían miles de hectolitros y evidentemente se conservarían recursos en un país como España expuesto a la sequía ya los efectos del calentamiento global.

Estrés hídrico de las regiones receptoras de turismo
Ya no es tiempo de palabras, sino de acciones. Además, reducir el consumo deja de ser una aspiración loable para convertirse en una obligación moral. Si no llueve lo suficiente, lo más inteligente es consumir menos agua.
Según la Organización Mundial de la Salud, ducharse 5 minutos al día es más que suficiente. Alargar ese tiempo es perjudicial para la piel. En una ducha de 5 minutos se consumen 60 litros de agua.
Así, si nos cuesta hacer esa disposición de la OMS cuando estamos en casa, más cuando nos convertimos en turistas donde nos olvidamos por completo de cualquier precaución. De hecho, está comprobado que en muchas ocasiones el turista puede llegar a sumergirse hasta una hora bajo el agua. En este caso, el consumo de agua de una ducha puede superar los 600 litros. El cálculo es sencillo, con temporizadores de ducha con cierre automático, podemos reducir el consumo a no más de 60 o 70 litros por ducha. Multiplicando esto por 83 millones de turistas, tenemos el enorme ahorro de agua que obtendremos restringiendo el tiempo máximo de uso de agua.

El ahorro energético supone un alivio para la economía
Aunque ahorrar agua en la ducha tiene otra gran ventaja: al ahorrar agua también se ahorra la energía necesaria para calentarla. Y esto va desde el consumo eléctrico o de gas de cualquier residencia o establecimiento hotelero, hasta los enormes costes, por ejemplo, que supone tener una gran desalinizadora -esto ocurre sobre todo en Canarias- con plena eficiencia en gran parte del año.
Si tenemos en cuenta la inflación de los precios de la energía que ha provocado la guerra de Ucrania y que además amenaza con estresar mucho más, los costes de la energía se disparan junto con los precios de la gasolina, el gas o la electricidad que nunca habíamos visto hasta ahora, tenemos Otro motivo más de peso para apostar por el control de las duchas.
Para finalizar este capítulo, según el Instituto Técnico Hotelero de España, el gasto del agua se estima entre el 6% y el 12% de los gastos fijos de un hotel. Y en algunos casos, esa es una cantidad muy alta que puede resolverse tomando las medidas adecuadas.
En Arelia concluimos que, particularmente en el sector turístico, hay que apostar por medidas fuertes de ahorro de agua. Nuestra economía no puede esperar más.